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Actualidad y objetividad

Atracción fatal

  • Foto del escritor: @legadodelaUDS
    @legadodelaUDS
  • 20 feb 2018
  • 3 Min. de lectura

Está claro que la Tercera División no es un camino de rosas, y mucho menos para los dos equipos de nuestra ciudad. Salmantino y Unionistas están lejos de su mejor versión, y tan pronto encadenan una serie de derrotas como consiguen varias victorias consecutivas. La inestabilidad es un hecho, y el problema es que pensamos que el vecino es el máximo rival a batir, cuando no es así.

La atracción fatal entre Salmantino y Unionistas está resultando más que beneficiosa para el resto de equipos que conforman este grupo VIII, que semana tras semana ve como alguno de los dos o incluso ambos se dejan puntos por el camino. El Atlético Astorga ha aprovechado esta extraña fijación que tenemos en tierras charras por el vecino, y actualmente lidera la tabla de clasificación. Además, La Bañeza, que hace un par de semanas no entraba en ninguna de las quinielas, se ha colado silenciosamente en la fiesta del Playoff, y ocupa ya un más que merecido segundo puesto.


El mayor problema de esta ciudad a nivel futbolístico somos nosotros mismos como aficionados. Somos demasiado exigentes con los objetivos marcados. Buscamos soluciones hoy y queremos los resultados ya, y en muchas ocasiones eso es irrealizable. Es cierto que nuestros equipos son ambiciosos, ambos quieren el ascenso y van a luchar por conseguirlo, y eso no está nada mal. En ocasiones, fijarse metas altas es la clave del éxito, pero tampoco se acaba el mundo si al final de la temporada no se ha logrado el objetivo. No podemos permitir que toda esa presión recaiga en los jugadores, en el cuerpo técnico, ni en el proyecto que apoyamos; porque lo único que conseguiremos así será frustrarnos como seguidores, y entonces… dejaremos de asistir al campo, o de animar al equipo, y eso sí será un fracaso absoluto.


Lo más inusual de este caso es que somos dos aficiones que hasta hace no mucho tiempo animamos a un mismo club, y a día de hoy somos la enemistad personificada. No somos capaces de tender la mano, y ni hablemos de pedir ayuda. Nuestra confrontación no atiende a razones, y la única premisa es que el vecino coseche peores resultados que nosotros jornada tras jornada. No importa el cómo, ni siquiera hay un porqué definido, supongo que el corazón de ninguno puede olvidar lo ocurrido… pero una cosa está clara, mientras la guerra entre los aficionados de Salmantino y Unionistas siga abierta las batallas las ganarán el resto de equipos y el final del cuento cada día está más cerca.


A lo largo de la historia en Salamanca se han vendido siempre muchas ilusiones, muchos sueños, muchas metas… futbolísticamente hablando. Este año sin ir más lejos, no debemos olvidar la necesidad imperiosa que tenían ambos equipos salmantinos de reforzarse durante el mercado invernal. De hecho, varios fichajes de renombre han llegado a tierras charras en los últimos meses: Răzvan Ochiroșii (Unionistas), David Izazola, o Jehu Chiapas (Salmantino) entre otros, pero por el momento ninguno de ellos ha demostrado aportar un salto de calidad indiscutible.


No creo que estos desembolsos económicos fuesen realmente necesarios. De hecho a veces pienso que nosotros, como aficionados salmantinos, creemos estar por encima del bien y del mal. Quizás lo que nos hace falta es una cura de humildad, descubrir que sin grandes presupuestos y sin fichajes flamantes también se pueden hacer bien las cosas, que el vecino en ocasiones puede llegar a ser nuestro mejor aliado, que juntos podemos hacer más y mejor las cosas, y también deberíamos aprender que la rivalidad si es sana puede llegar a ser hasta beneficiosa.


Las noticias futbolísticas en Salamanca causan tanto revuelo, y el nivel de pique es tan extremo entre aficiones que a veces parece que nos estamos jugando entrar en “Champions”, y nos olvidamos de la cruda realidad: ¡señoras, señores… qué estamos en Tercera!

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© 2018 por @legadodelaUDS

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